
Ah, la tecnología sostenible, ese unicornio que todos quieren montar pero que nadie ha visto. En un mundo donde la sociedad celebra con fervor fanático la última app para contar las emisiones de carbono de cada suspiro, uno no puede evitar preguntarse: ¿realmente creemos que podemos salvar el planeta con un clic?
Por supuesto, estos avances vienen envueltos en un lenguaje tan impecable como un traje inglés a medida. Los informes brillan con promesas de un futuro verde, mientras los usuarios se sienten héroes al reciclar sus cargadores obsoletos. Pero, ¿cuántos se detienen a pensar en el coste real de fabricar esos dispositivos 'ecofriendly'?
La educación juega su papel, claro, formando a nuevos estudiantes en el arte de vender esperanzas verdes envueltas en plástico reciclado. Las compañías, por su parte, no pierden el tiempo en explotar esta nueva veta de oro verde, asegurándose de que nadie se quede sin su dosis diaria de sostenibilidad.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible nos miran desde el pedestal de su nobleza, mientras las ciudades se esfuerzan por parecer más verdes de lo que son. ¿Y qué es de la inteligencia artificial? Oh, está ocupada calculando la mejor manera de hacer que las personas compren más, bajo el noble pretexto de salvar el medio ambiente natural.
Así que, antes de sentirse demasiado virtuosos por su última compra 'verde', recuerden: lo que se vende como sostenibilidad puede ser, simplemente, una idea con buen marketing. Pregunten, cuestionen, y no olviden reírse de la ironía de todo esto. Porque, al final del día, la verdadera eficiencia podría ser simplemente dejar de consumir tanto.