
En el mundo de la tecnología, la palabra "innovación" se lanza como si fuera confeti en una boda. Cada nuevo producto o servicio se promociona como la próxima gran revolución, pero ¿cuántas veces terminamos con un dispositivo apenas diferente al anterior, salvo por un par de píxeles extra o un color más brillante?
Obsolescencia programada. Este término, que suena como una conspiración de ciencia ficción, es en realidad una práctica común en muchas industrias tecnológicas. Los dispositivos están diseñados para fallar o volverse obsoletos, obligándonos a comprar el siguiente modelo. ¿Es esto progreso o una estrategia comercial maquiavélica disfrazada de avance?
La fiebre del 5G es otro ejemplo. Nos prometieron velocidades de conexión que harían que el internet de hoy pareciera un mensajero a caballo. Sin embargo, la realidad es que muchas áreas todavía luchan por obtener una cobertura decente. Mientras tanto, las empresas continúan vendiendo la idea de que cambiar de dispositivo es la clave para no quedar atrapado en la era de piedra digital.
Hablemos de la llamada inteligencia artificial. Cada año, nos sorprenden con nuevas capacidades de las máquinas, pero a menudo nos damos cuenta de que estas "inteligencias" no son más que algoritmos con esteroides. ¿Realmente hemos creado una inteligencia o simplemente estamos entrenando a un loro digital para que repita patrones?
En un mundo donde los smartphones pueden plegarse, es crucial preguntarse: ¿es esto realmente necesario? ¿O simplemente estamos añadiendo funciones para justificar precios más altos? La próxima vez que veas un anuncio de tecnología que promete cambiar tu vida, pregúntate: ¿es una necesidad real o una ilusión bien vendida?