
Ah, el mundo educativo, ese glorioso parque de diversiones donde los teléfonos móviles y los sitios web se han convertido en los nuevos profesores. ¿Quién necesita una pizarra cuando tienes un meme para explicar la teoría de la relatividad, verdad? Pero espera, no te pongas a llorar de alegría todavía, porque la tecnología en la educación es como un cóctel en una fiesta: a veces es la bomba y a veces... bueno, terminas con resaca.
Hoy en día, el gobierno y las inversiones están más metidos en la educación tecnológica que un adolescente en su teléfono. Y es que, en este país de maravillas digitales, parece que el derecho a la educación se está convirtiendo lentamente en el derecho a tener el último smartphone.
¿Y qué hay de los estudiantes? Ah, esos pequeños genios, ahora tienen acceso a más datos que un hacker ruso en una película de acción. Pueden aprender inglés viendo Netflix, o incluso estudiar historia a través de podcasts mientras están en el baño. ¿No es maravilloso?
Pero no todo es un paseo por el parque. La salud mental de los individuos a veces se ve tan afectada como la de un personaje de telenovela. La comunicación cara a cara se está convirtiendo en una reliquia del pasado, como los CD’s o las canciones de los Backstreet Boys.
Así que, la próxima vez que uses la tecnología para aprender, recuerda: estás participando en uno de los experimentos más locos de todos los tiempos. ¡Bienvenido al futuro, donde el aprendizaje es un viaje salvaje y el WiFi es el nuevo oxígeno!